Hola a tod@s! he decidido ir contándoos todo el trabajo al
respecto de esta obsesión en la que estamos trabajando, para que se pueda
apreciar la dimensión y la enorme labor que puede llevar terminar con una
obsesión en una persona con Síndrome de Asperger, a quien la medicación para
este menester no funciona como es de esperar. También, por si nuestra experiencia os puede ayudar a ajustar expectativas o buscar alternativas en las obsesiones de vuestros hijos o alumnos con respecto a esas obsesiones que son más habituales de lo que nos gustaría en el TEA. En este caso y como recordatorio
se trata de la obsesión que, hace ya tiempo tiene Ian, de ir recogiendo ramas,
plásticos, cartón etc, de los bancales “más cercanos” para traerlos a casa y
quemarlos. Vivimos en el campo y esto se puede hacer sin problemas. Sin embargo
el verdadero problema viene cuando este pensamiento es recurrente en mi hijo y
no deja descansar a su mente, haciéndole sentir la necesidad de salir a recoger
las basuras en los momentos en los que ha decidido hacerlo, que para esto
también es muy metódico. Como ya comenté, hay obsesiones que puede llevar meses
hacerlas desaparecer, otras que si las cogemos en sus inicios pueden
desaparecer en el mismo día en que empiezan y otras para las que mejor
tendremos que buscar el lado positivo, pues no hay manera de eliminarlas. Por lo que
observo, estas son las que llevan demasiado tiempo produciéndose, bien porque
no las hemos considerado demasiado molestas o importantes como para remediarlas
o prestarles la atención que merecen.
Sobre este tema he hecho dos entradas anteriores:
1. Las obsesiones de Ian
2. Fin de la obsesión
Sin embargo, el segundo título, por el hecho de continuar
exponiendo el tema y su evolución merece un cambio, y debería llamarse: Inicio de colaboración.
Ese inicio de colaboración es fundamental, para poder
deshacer una obsesión, ya que sin él nos sería imposible conseguirlo. Lo que
para mí es una importante victoria conseguida.
A partir de ahora, voy a tratar de narraros las aventuras y
desventuras que siguen a ese inicio de colaboración hasta, espero, poder erradicar
este tema por completo, aunque lleve meses conseguirlo.
Los primeros pasos tras la segunda entrada, consistieron en
que Ian y esa habilidad que ha adquirido para buscarle las vueltas a las cosas
hasta lograr lo que necesita, (aptitud que por otro lado me encanta). Me pidió, al día
siguiente que tras el trabajo, al entrar en el camino a casa paráramos el coche en el camino para que le volviera a explicar lo de recoger basuras. Esto, me indicó
claramente que íbamos a tener que echar mano de mucha paciencia y ayudarle como
ya hice, no hace demasiado, en otra obsesión que no habíamos observado y que
afortunadamente desapareció al cabo de unos meses en los que necesitó una
alerta y ayuda constantes por mi parte.
De manera que previniendo las repeticiones le dije que sí,
que si era algo que ahora necesitaba, lo haríamos, pero únicamente en esta
ocasión, de manera que no me lo volviera a pedir porque no volveríamos a
pararnos y bajar del coche, como me indicaba, para que le volviera a explicar
que estaba prohibido recoger las cosas o basuras de los bancales de otras
personas.
Llegó el momento y me indicó que bajáramos en la entrada del
camino, justo al lado de la carretera, donde precisamente hay algunas basuras
como bolsas, papeles etc, que los conductores tiran desde sus coches y van
acumulándose en la zona más interna de la cuneta. Lo cierto es que nunca me
había parado a observarlo, pero para él es un gran foco de atención debido a su
obsesión. Una de las opciones sería hacer una limpieza de la zona, cuando Ian
no esté delante, trabajo que pertenece a la brigada de conservación de
carreteras. Pero esto se podría considerar como ese dicho que dice que esto sería “pan para hoy
y hambre para mañana”, ya que lo que necesito es que Ian aprenda a eliminar las
obsesiones de su cabeza. Arduo trabajo que no dejaré de intentar lograr algún
día.
Tras el trabajo, llegamos al lugar indicado y bajamos del
coche:
Ian.- ¿Ves mamá, todas esas basuras quien dices que tiene
que limpiarlas?
Yo.- Hombre pues estas los de limpieza de carreteras,
cuando lo crean oportuno.
A sus pies una cajetilla de tabaco vacía y sin poderlo
evitar en un momento en el que miro hacia un lado se agacha y con rapidez mete
la cajetilla en el bolsillo de su cazadora.
Llego a darme cuenta del gesto y le digo que ha de dejarlo
en el lugar en el que estaba.
Yo.- Veo que me has traído aquí para engañarme…
Ian.- No.
Yo.- ¿No? ¿Y qué es lo que acabas de hacer?
Ian.- Nada.
Yo. Ian, sabes que te he visto.
Ian.- No pasa nada, solo ésta y no cojo más.
Yo.- No cariño, vas a dejar ahora la cajetilla de tabaco
vacía en el lugar en el que estaba.
Ian.- Nooo.
Yo.- Siii.
Ian.- ¡Que no!
Yo.- Observa, en este momento te está dominando la obsesión. ¿Es lo que quieres? (Silencio por su parte) ¡Eso es una
obsesión y a la obsesión la has de dominar tú, cariño! Déjalo donde estaba.
Piensa unos segundos y lo tira. Subimos al coche y llegamos
a casa. Antes de bajar le digo:
Yo.- Quiero que entiendas que lo que has hecho ahora a sido dominar tú a la obsesión, al dejar la cajetilla vacía en el lugar donde estaba. Ahora, has necesitado mi ayuda pero lograrás dominar tú solo las obsesiones, como ya has hecho antes. Yo solo intento ayudarte a que lo logres por ti mismo ¿me dejas?
Ian.- Vale, ayúdame. (Una decisión mucho más importante de
lo que pueda parecer a simple vista, ya que esto me indica que quiere salir de
la obsesión, aunque requiera ayuda para hacerlo y a esto me voy a agarrar como
una lapa jajaja).
Yo.- ¡¡Muy bien!! Vale, gracias hijo. Entonces, cuando te
venga el pensamiento obsesivo de querer recoger basura di con autoridad: NO. YO
SOY EL DUEÑO DE MI MENTE Y DIGO NO A ESTA OBSESIÓN. Repítelo conmigo:
Ian.- No…
Yo.- Con autoridad tete. NO, YO SOY EL DUEÑO DE MI MENTE Y DIGO
NO A ESTA OBSESIÓN. (Ian repitió conmigo)
Una vez has hecho ese trabajo mental, pon en tu mente una
imagen de algo que te guste. Pensar en los gatitos te ayudó la última vez.
Utiliza esa imagen o si quieres buscamos una nueva que te haga sentir bien.
Ian.- No, esa, la de los gatos.
Yo.- Vale cariño, cada vez que vuelva a tu mente la misma obsesión, tienes que decir la frase que te he dicho pero con autoridad. ¿Quieres que te escriba la frase en un papel?
Ian.- Vale.
Yo.- ¡Muy bien cariño!venga vamos a cenar.
Primer día controlado. A ver mañana por dónde me sale, que cada día me sorprenden más sus triquiñuelas mentales jajajaja
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