El sábado pasado Laura y yo íbamos a tener una mañana de chicas para ir a las rebajas, pues los reyes este año pasaron de calentarse la cabeza y le dieron el dinero para que se la calentara ella. jeje.
Ian tenía un juego de la play que no funcionaba y quería cambiarlo, de manera que cuando oyó que al día siguiente íbamos a Alicante al centro comercial, donde sabe que hay una tienda de Game, se apuntó a la excursión rápidamente. A su hermana se le pusieron los ojos como platos y me miró despavorida:
- ¿¿Pero qué dice?? No, ni pensarlo. ¡¡Tú no te vienes!!
- ¡¡¡Que sí!!! ¿por qué no puedo ir??
- Porque vamos a las rebajas!!Mamaaaá!!!
- ¡¡Que siiií!!!¡¡Que yo necesito cambiar el juego!!y voy a ir.
- ¡¡¡Mamá dile que noooo!!! ¡¡Va a estar todo el rato protestando!!¡¡y no nos va a dejar disfrutar!!
Yo sabía que Ian tenía un objetivo vinculado a un gusto personal por lo que hacerle desistir iba a costar mucha energía por mi parte y no estaba dispuesta a derrocharla.
La solución pasaba porque Ian se adaptara a una mañana entera de compras con dos mujeres. ¡¡Algo difícil de soportar hasta para el más valiente de los mortales masculinos!! jajaja.
Antes de que la discusión fuera a más le dije a Laura:- ¡SShhhh tranqui! y me fui hacia la pizarra pidiendo a Ian que se acercara.
-Ven que te explique lo que vamos a hacer mañana.
y haciéndole los cutres dibujitos que hay más abajo le fui diciendo:
Mañana, de buena mañana, yo me iré a la peluquería. Mientras, vosotros, os levantáis cuando me vaya y arregláis las habitaciones. Cuando vuelva de la pelu nos iremos al centro comercial y lo primero que haremos será ir a Game a cambiar el juego. Después, tu hermana y yo vamos a disfrutar de las rebajas, entrando y saliendo a todas las tiendas que nos apetezca entrar. Tú puedes esperar fuera o entrar con nosotras en las tiendas si quieres. Estaremos entrando y saliendo de las tiendas hasta las dos y media o las tres de la tarde:- ¿Todavía quieres venir?- le pregunté y dijo que sí y seguí diciéndole que si quería venir, durante todas aquellas horas, necesitábamos que tuviera paciencia y buen talante:- ¿Vas a ser paciente y a estar tranquilo y sonriente el tiempo que estemos allí? Volvió a decir que sí. Y le dije a Laura: Hala, pues venga , mañana nos iremos los tres a Alicante. Y no se habló más del asunto. Cada uno siguió con sus cosas.
El resultado, flipante claro. Porque, por un lado iba a cumplir su deseo de cambiar el juego, que además era lo primero que íbamos a hacer para que estuviese tranquilo, y por otro lado se le había anticipado de manera visual todo lo que iba a acontecer en aquella mañana de rebajas. Sin esa sencilla anticipación visual, nuestra mañana de rebajas hubiese sido tremendamente estresante, debido a sus exigencias de volver a casa para probar el juego lo antes posible.