LA ECOGRAFÍA
Hola a tod@s , me gustaría contaros una anécdota que vivimos
mi hijo y yo el día 9 de este mes en el hospital.
Últimamente ando bastante relajada con respecto a las
historias sociales con Ian, y es que, afortunadamente, parece que cada vez comprende
mejor las cosas que le digo de manera oral.
Por otro lado, hay temporadas en las que me parece hasta
sano, dejar de tener todo bajo control y permitir que las cosas surjan, aunque
esas cosas se conviertan en situaciones complicadas; pues las dificultades son
grandes profesoras de vida y tienden a agudizarnos el ingenio si nos prestamos
a ello.
En esos momentos de
relax por mi parte puedo observar su nivel y evolución autónoma, lo que considero necesario
para saber dónde he de ayudarle más y donde
menos.
A Ian le iban a hacer una ecografía en el hospital y esta
vez la preparación fue únicamente oral. No le preparé ninguna historia
social/activa para ponerlo en situación y esta se nos fue un poco de las manos,
aunque lo cierto es que mucho menos que en otras ocasiones, lo que me ayuda a
ver qué va evolucionando, aunque su evolución sea lenta.
Unos días antes de la prueba comenzó a decirme:
-
¿Eso no hace daño verdad?
-
No, te quitas la ropa y te tumbas en una
camilla. Mira, vamos a verlo por internet…
Le dije y busqué una imagen de la situación que iba a
experimentar. Él la vio y se quedó tranquilo.
Le había explicado el motivo de esa prueba y estaba enterado de todo,
pero no podía evitar que le atacara el miedo.
Teníamos una emoción que trabajar. Hablarle que el miedo que
sentía era normal ante las cosas que no conocemos etc. Pero no se la trabajé de
manera adecuada, pues a pesar de sacar el tema no parecía muy nervioso.
Llegamos al hospital y mientras esperamos le vuelvo a
mostrar con el móvil qué pasaba al hacerle una ecografía. El problema llegó
cuando nos pasaron de una sala principal al pasillo donde había varias puertas.
A un lado Rayos X. Enfrente Ecografías etc. y donde teníamos que esperar que
nos llamaran.
Era un pasillo de hospital con un banco y habíamos unas
cuantas personas en silencio, esos silencios en los que se oye hasta el
respirar del que tienes al lado y entonces Ian empezó a ponerse nervioso.
Parecía tener miedo de que hubiese una confusión y nos llamaran en Rayos X e
insistía en que ahí no teníamos que entrar, acompañando la frase con alguna que
otra palabrota.
-
Bueno, le decía yo, ¡nosotros entraremos en la
puerta que tienes al lado que es la de las ecografías!, ¿qué pone ahí?- le
preguntaba.
-
Ecografía.
-
Pues entonces ¿dónde entraremos?
-
Ahí, ¡pero en esa otra puerta no, hostia!- decía
en un tono bajo pero que se oía perfectamente y moviéndose de un lado a
otro nervioso. Las personas observaban la situación y esta comenzaba a
amenazar mi tranquilidad.
-
No, ahí van los que tienen que hacerse una
radiografía ¿tú tienes que hacerte una radiografía?- le dije.
-
¿Eso qué es?
-
Las radiografías son fotografías de nuestro
esqueleto, especialmente, aunque también se ve el contorno de los músculos. Tú
te has hecho alguna vez ¿No te acuerdas? Te dicen que te estés muy quieto y que
respires.
-
Sí, ¡pero ahí no vamos a entrar!¡Joder!
-
No, no vamos a entrar ahí, ¿Dónde vamos a
entrar?
-
En esta puerta.
-
¿Por qué estás tan nervioso? ¿Tienes miedo?- el
hecho de nombrar la palabra miedo- produjo un efecto positivo en él.
-
¿Tú vas a entrar conmigo?- me preguntó expectante.
-
¿Quieres que entre contigo?- le pregunté- ¿Estás más tranquilo si entro contigo? Afirmó con la cabeza. Sin embargo él ya sabía
que yo iba a entrar, porque ya lo habíamos comentado en casa hacía unos días.
Creo que la situación le llevó a recordar una pequeña
operación de fimosis, de hace unos tres años donde entró él solo, ya que no nos
dejaban entrar con él. Estuvimos en un pasillo esperando que le llamaran,
exactamente igual que estábamos ahora.
Ian no guarda un buen recuerdo de aquella
operación y todo se le vino encima.
Fue un poco
embarazoso, pero cuando empezó a decir palabrotas, respiré profundamente y me
dije a mí misma: - Bueno, ¿qué le vamos a hacer? esto es lo que hay, así que a
ver como sales de esta…la gente ¡que piense lo que quiera! De todas formas va a
pensar lo que quiera J Así que superada la presión social, (algo
fundamental, para no sacar las cosas de quicio) me centré en tratar de guiar su
angustia de una manera tranquila y relajada.
Lo ideal, haberle trabajado esas emociones en el momento,
pero es ahora cuando caigo en la cuenta de que tal vez se trataba del recuerdo
de una mala experiencia que no supo cómo digerir.
[+/-]