MIS DOS TESOROS

MIS DOS TESOROS
IAN Y LAURA

CADENA DE IDEAS

Las personas con Síndrome de Asperger y sus familias somos como eslabones sueltos de una cadena que hay que lograr engarzar. Por esa razón, este espacio: CADENA DE IDEAS pretende ser participativo a todos los padres, profesionales, y personas con TEA para que, en él, podamos aportar ideas sencillas que pueden ser o han sido efectivas para nuestros hijos o alumnos, o para ellos mismos, si son personas con TEA quienes nos las transmiten.
La intención es ayudar a los papás, profesores o personas con TEA que todavía andan perdidos, creando un material de consulta que nos ayude a interactuar con más facilidad y armonía. También pretende mostrar, que no es tan dificil llegar hasta los niños o adultos con TEA, si aprendemos a conocer su particular manera de proceder.


SI QUIERES CONOCER EL PORQUÉ DE ESTA INICIATIVA PINCHA AQUÍ

PARA PARTICIPAR: Podéis enviarme un e-mail a: auroragarrigos@gmail.com poniendo en el asunto: CADENA DE IDEAS
Exponéis vuestra idea.
Si la idea la habéis obtenido de algún sitio poner el enlace. No queremos copiar a nadie, solo transmitir ideas.
Vuestro nombre y apellidos.
Y algún enlace vuestro, si queréis, como: facebook, blog, web, etc. Especialmente si en esos enlaces habláis sobre TEA.

DEJEMOS DE SER ESLABONES SUELTOS PARA UNIRNOS EN UN PROPÓSITO.

EL GRAN DISCUTIDOR


Hola a tod@ s esta entrada es para compartir algo de lo que no hace mucho me he dado cuenta. Mi hijo es un gran discutidor...Sí, ya sé que muchos diréis lo mismo, pero es que a Ian ¡le encanta!

Hace un par de meses me pasó lo mismo con Laura, mi hija, estábamos en plena discusión de tira y afloja y de pronto un gesto por su parte y unas frases que nada tenían que ver con su forma de pensar y de sentir me hicieron darme cuenta de que ella estaba discutiendo porque se lo pasaba ¡PIPA!

Al decirle:

- Laura, ¡¡¡estás disfrutando!!! - me dice:- SIIII!!! En un tono que llevaba implícito un ¡GUUAAA! me lo paso en grande.

Ser consciente de esto me ayuda a frenar con más efectividad las discusiones en las que pretende hacerme zozobrar.

Y es que no es lo mismo discutir por desavenencias en cuanto al pensar y sentir que discutir

¡POR EL GUSTO DE DISCUTIR!

Un dato que considero importante para que estemos alerta y descubramos qué es lo que realmente motiva a nuestros hijos a meterse en discusiones y que se suelen acrecentar en la adolescencia.

En Ian me ha llevado mucho más tiempo darme cuenta, ¡22 años! Entre otras cosas porque es menos expresivo a nivel gestual y verbal. Pero, al fin he podido darme cuenta del porqué de muchas de esas incoherencias que en determinados momentos se empeñaba en defender. Y que me hacían sentir totalmente confundida, ya que cuando a mi hijo le das opciones a elegir, siempre elige la mejor, mostrando así su sensatez. Virtud que en aquellas determinadas discusiones no se observaba por ninguna parte; pues cuando trataba de aportarle información para sacarlo de su error, él la rechazaba de todas, todas, sin prestar oído a lo que le quería aportar, e incluso subiendo el tono con euforia, mientras defendía su postura a muerte.

Os cuento una anécdota muy graciosa, gracias a la cual, pude darme cuenta de esto:

De pronto baja Ian de su cuarto y me dice:

- Mamá, ¿a ti te gusta Urdangarín? (Yerno de Rey al que están juzgando)

Es un tema que ha conseguido acaparar su atención por ser televisivo y observar el efecto que causa en la gente su presencia, sobre todo cuando le increpan diciéndole chorizo, ladrón etc.

Yo, que procuro ser neutral en las situaciones y pensamientos que tengo, mucho más teniendo en cuenta la rigidez mental que caracteriza a mi hijo, le digo:

- Pues, ni me gusta ni me disgusta, es una persona como cualquier otra.

A lo que añade:

- A mi me parece una muy buena persona ¿y a ti mamá?

- Pues también, seguramente será una muy buena persona, pero hay veces que incluso las buenas personas podemos cometer errores, o hacer cosas incorrectas.

- Dicen que ha robado. ¿Es verdad?

- Pues…no lo sé cariño. Es para eso que le están juzgando, para saberlo.

- La gente le insulta, ¿Por qué le insulta? ¿Y qué es lo que ha robado, un chorizo? (dejando patente su literalidad y como queriendo decir: ¡¡por un chorizo se está armando tanto lío!!)

- Jajajajajajaja, Ian, cariño... la gente le dice chorizo porque chorizo es la manera popular de decirle a alguien que es un ladrón.

- :), pues bueno, ¡qué robe!, a mí me gusta que robe.

Ian es un chico que nunca ha cogido ni coge nada que no sea suyo, por lo que esta es una afirmación que no tiene nada que ver con su forma de pensar o sentir y a la que yo, de normal, hubiese rebatido tratando de hacerle entender, con frases como: ¡Pero hombre cómo dices eso..! tú sabes que robar es incorrecto etc. dándole, sin darme cuenta, la cuerda que él necesita para entrar en discusión, repitiendo una y otra vez, contra toda lógica, que a él le parecía muy bien que robara. Sin embargo, aquel día opté por decirle:

- ¿Sí?, bueno, pues es tu opinión. Mi opinión es que robar no es correcto y no me apetece hablar más sobre el tema.

Ian se quedó callado y al cabo de un minuto se acerca a mí y me dice con sensatez y rotundidad:

- Mamá, robar no está bien.

Entonces fue cuando me hice consciente de que lo que hace con ese tipo de afirmaciones incoherentes y contrarias a la educación que le hemos dado, es mantenerme el máximo tiempo posible enganchada en una especie de conversación circular donde nada se aclara y todo carece de sentido. Un disfrute para él que, desafortunadamente, ha empezado a cambiar:)))

Un par de días después veo que su padre y él se enfrascan en otra discusión de este tipo y le digo a mi marido:

-       Chiqui, relájate, que tu hijo solo busca discutir contigo.

Antonio se calló e Ian mostró una actitud muy pícara repleta de gestos y risitas que me hicieron mucha gracia pues, nos corroboró claramente que el último descubrimiento sobre su personalidad era cierto.  

Seguramente esas incoherencias que él ha utilizado durante todos estos años, han sido la llave maestra que le habría la puerta hacia una discusión que, de alguna manera, evidencia la gran necesidad de aprender a poner palabras a sus pensamientos y la gran necesidad que tiene de saber conversar, algo para él todavía complicado, a pesar de todo el trabajo que llevamos a cabo con él, desde que descubrimos su diagnóstico a los 16 años, padres y profesionales.

 Espero que algún día encontremos el modo de ayudarle a expresar todo lo que se arremolina en su interior.

 

 

 


 


 

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