Esta es una idea que fue efectiva, pero que por la dificultad que tiene Ian para mirarse al espejo no terminó de cuajar en él. Os la paso porque los primeros días funcionó muy bien. Tal vez, vuestros hijos no tengan ningún problema para mirarse al espejo y podáis sacarle mejor provecho.
La idea es ponerle el espejo en la mesa a la hora de comer y de cenar, por supuesto, explicándole antes que es para ayudarle a ser más consciente de que abre la boca cuando mastica la comida y que cuando aprenda a comer con la boca cerrada dejará de necesitar el espejo.
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