Nació
en un mes de mayo, el mes de las flores y vino a colmar nuestro jardín. Así
como suena, lo llenó de tantas cosas que todavía nos cuesta caminar por entre
su espacio.
Es
tímido fuera de casa, entrañable y cariñoso. Tiene un corazón que no le cabe en
el pecho, ¡aunque no sea siempre evidente a todo el mundo! Porque a Ian hay que
conocerlo.
Responsable,
en ciertos aspectos que estoy descubriendo, y muy entusiasta cuando le gusta
algo. Le encanta la gente y tener amigos. Antes no aguantaba más de treinta
minutos con una persona, sin buscar su pequeño espacio de soledad; necesario para
reencontrarse consigo mismo. Ahora estaría días enteros con sus amigos.
Su
gran pasión es, sobre todo, comer. ¡Buaa, es impresionante! Como decía mi
madre: - ¡A este niño más vale comprarle un traje que invitarlo a comer! Sobre
todo en aquella temporada en la que comía en casa, todo lo que le ponía, y
luego bajaba a casa de la yaya, diciendo que tenía hambre para que, ésta,
haciendo honor a la función de abuela, me lo atiborrara a comida de nuevo y se
quedara tan fresca. Respondiendo a mis quejas con aquella recurrida frase:- ¡Eh...si mi niño
tiene hambre…! Por eso en cuestión de comida no solo había que frenarlo a él,
sino también a la abuela cuando andaba cerca.
En
casa su forma de ser es más…cómo diría
yo… más concentrada, o sea, más fuerte. Sigue siendo entrañable y cariñoso pero
también es muy temperamental, ¡De raza le viene al galgo! Y a cabezón no le
gana…ni siquiera yo, ¡que ya es decir!
Siente
por su padre un amor sin medida que le desborda continuamente, ¡y esto es
nuevo! Tanto es así que, si Antonio, mi marido, fuera un
huevo Kinder, ya hubiese pasado a mejor vida. Aun así, corre el riesgo de que en uno de esos achuchones
que le da Ian, se lo coma sin querer.
Bueno,
bromas aparte, lo cierto es que siente un gran cariño hacia su padre que, ahora
y afortunadamente, expresa sin problemas.
A
la hora de quitar la mesa y lavar los platos es cuando más mimoso y juguetón se
pone y cuando más jaleo se forma en casa. El abuelo, mi padre, nos mira a veces
como diciendo: ¡En esta casa están tos chalaos!
Ian
se empeña en abrazar y besar a su padre, para hacerle mimos dice, y éste se ve
de hijo hasta las cejas. Entre otras cosas porque mide cerca de un palmo más
que él.
Comienza
el cachondeo, las risas y las carreras. El lengüetazo en la cara de Antonio,
para fastidiarlo un poco. La espuma en la cara de Ian... Primero huye el padre
y después el hijo. No puedo evitar reír a mandíbula abierta al ver las caras que
hacen. Sobre todo cuando entra mi hija Laura en escena y pretende que su
hermano la suba a caballito y éste acepta. Se lo pasan pipa. Afortunadamente,
ahora, tenemos ratitos de todos, gracias a que Ian ya comprende las bromas que
se suelen hacer en casa.
Otras
veces Ian lleva a Laura frita con sus estructuraciones mentales en cuanto a las
cosas. ¡Y ésta que está en plena adolescencia…!, otro síndrome a tener en cuenta, no lo lleva muy bien que digamos.
Una
de las cosas que sacan de quicio a Laura con respecto a su hermano es cuando entra
en casa. Siempre, siempre, está Ian esperándola a la puerta, para que le dé un beso.
Todos los días, no falla ni uno y es que, como buen Asperger, es de costumbres metódicas y
repetitivas.
A
pesar de ser un hermanazo para Laura en muchas situaciones, ella suele
resistirse a sus desvelos, a no ser que le interese lo que Ian le propone ¡Claro!
Como cuando le dice: - ¿Quieres que te haga la cama u ordene tu habitación? Ahí
Laura se vuelve zalamera y se deshace en sonrisas de hermana supermegaguay (palabreja que no hay quien la repita). Para
todo lo demás la niña no se presta, ¿qué se le va a hacer? Catorce años no es
una buena edad para ser comprensiva. Cuando eran más pequeños ocurría todo lo
contrario. Laura era la que más se prestaba a ayudar y mimar a su hermano. Lejos quedan aquellos
momentos, ¡espero que regresen algún día!
Ian
no tiene muchos problemas para aprender lo que quiere. Otra cosa es aprender lo
que quieren los demás y para eso necesita trabajo, constancia y esfuerzo por su
parte y por la nuestra, a pesar de sus veintidós años.
Tiene
la gran suerte de tener un empleo. Y eso hoy día se convierte en todo un lujo. El
misterio está en que trabaja en una empresa familiar.
Trabajar
con la familia tiene sus ventajas y también sus desventajas. Lo positivo es que
te quieren y te aceptan seas como seas o te cueste lo que te cueste.
La
desventaja es que como dice el refrán “La confianza da asco” en este caso por
parte de Ian, ya que, si tuviera menos
confianza, haría más caso a las órdenes de su padre, que es su jefe; y los dos serían
más felices en el trabajo. Pero…digo yo, ¿conocéis muchos chicos de veintidós años que sean
muy obedientes?
Ian
trabaja en un taller de coches y maquinaria agrícola. Hace labores variadas en
su trabajo, tanto en un taller como en el otro, y esto, seguro, será
beneficioso para él el día de mañana; pero, hoy por hoy, lo cierto es que no
contribuye a que se centre; al contrario, le dispersa bastante. Sin embargo, es
el trabajo que ha de hacer, porque de momento no tiene una habilidad concreta
para algo que tenga que ver con la mecánica u organización de almacén, arreglo
de coches etc.
Sus aficiones más importantes; como hemos dicho antes son: comer, también escuchar
música o ver videos musicales y salir con sus amigos. Sabe los nombres de todos los jugadores de futbol y la programación televisiva a la perfección. Lástima que nada de todo
esto tenga una diplomatura, porque sería el primero de su promoción.
A pesar de todo, nunca pierdo la esperanza de que algún día se interese por algo que esté valorado socialmente.
Tal vez solo sea cuestión de tiempo y maduración. Pues, si algo he aprendido en esta vida, es que suele dar muchas vueltas y nunca sabemos qué nos deparará el futuro.
A pesar de todo, nunca pierdo la esperanza de que algún día se interese por algo que esté valorado socialmente.
Tal vez solo sea cuestión de tiempo y maduración. Pues, si algo he aprendido en esta vida, es que suele dar muchas vueltas y nunca sabemos qué nos deparará el futuro.
Acudir a las clases de
habilidades sociales u ocio en la Asociación Aspali de Alicante, donde se reúne
con otros amigos le ¡EN- CAN-TA! Ahora las clases se las da Paloma Uriarte, una
psicóloga experta en neuropsicología clínica, discapacidad e inteligencia emocional del centro sanitario de psicólogía, fisioterapia, yoga y terapias naturales Venadatur. Tan encantadora y profesional como lo es Gemma Morant, psicóloga de
Aspali y antigua profe de Ian y su grupo de amigos, quien contribuyó enormemente a que Ian disfrute durante mucho más tiempo con sus amigos o con la gente en general. Gemma ahora da clases a los
más peques de la asociación.
Esta foto es de uno de los muchos eventos que se llevan acabo en la Asociación Aspali. Y fue una representación
de marionetas que se hizo en la antigua sede. Representación hecha por el grupo Titiritables: www.titiritables.blogspot.com de Cecilia Martínez, amiga y
compañera mía del grupo de teatro:
Tables teatro: www.tablestheatro.blogspot.com
Los chicos salieron entusiasmados de la representación, como suele ocurrir en todas las cosas que se hacen allí. Y esto para los padres ¡es una gozada! Pues no es fácil encontrar un lugar donde nuestros hijos puedan disfrutar tanto y tan agusto socialmente.
Bueno…
y como solía decir Mayra Gómez Kemp en aquel legendario programa del “Un, dos,
tres, responda otra vez”: - ¡Hasta aquí puedo leer! (De momento)
Besitos
para todos los que leéis este blog.
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